
Cartel de la película de Bahman Ghobadi
Hace unos días vi Las tortugas también vuelan, del director de cine kurdo-iraní Bahman Ghobadi (بهمن قبادی), la más tierna, cruel, bella y triste película que he visto en mucho tiempo. Ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián de 2004, el film se sucede en un pequeño pueblo del Kurdistán-iraquí, en la frontera entre Irán y Turquía. Sus habitantes buscan desesperadamente una antena parabólica para poder informarse del inminente ataque norteamericano a Irak, para el que sólo faltan unos pocos días. El encargado de comprarla es un joven que tiene a su cargo a decenas de niños huérfanos que se dedican a buscar minas antipersona para venderlas al mejor postor. Paralelamente a este argumento se sucede una historia de amor y se van desvelando los horrores que han padecido los protagonistas. Nada que pueda explicar en este post podría transmitir las sensaciones que produce la película, ya que la línea que separa la ternura de la crueldad es apenas perceptible…